El mes de marzo lo vamos a dedicar a conocer a San Francisco Javier una persona muy importante en Navarra. Muchos de vosotros\as vais con la familia o amigos hacer el camino de Javier en peregrinación y pasamos un fantástico día donde caminamos, hacemos oración y conocemos a gente nueva que nos vamos encontrando.
¿Pero sabéis quien era? vamos a conocerlo un poco más...
Francisco Javier nació en el Castillo de Javier (Navarra, España) en 1506. Desde pequeño, su madre le enseñó a rezar, acudiendo a diario a la capilla del Castillo.
A los 19 años, se marchó a París a estudiar donde conoció a, Ignacio de Loyola, quien en los momentos difíciles en París siempre le ayudó.
Ignacio lo fue acercando poco a poco a Jesucristo, ayudándolo a darse cuenta del poco valor de los bienes de la tierra y de lo mucho que valía ayudar a los más desvalidos.
Poco a poco, Jesucristo fue ganando espacio en la vida de Javier, y cuando acaba sus estudios, ya ha decidido dedicar su vida a enseñar a los demás hombres la fe en Dios.
En 1534, fue uno de los siete con que San Ignacio funda la Compañía de Jesús, y haciendo voto de absoluta pobreza, marchan a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera.
A los 31 años, es ordenado sacerdote en Venecia junto a sus compañeros de la naciente Compañía de Jesús.
En 1541, con 35 años, parte desde Lisboa hacia Goa (India), donde comenzará la parte más importante de su vida: la de misionero. Sus primeros años los pasó atendiendo una leprosería.
Su predicación era constante y tenaz, regresando una y otra vez con diferentes medios hasta conseguir transmitir la fe a las personas a que se dirigía.
Su único equipaje eran su libro de oraciones y su incansable ánimo para enseñar, curar a enfermos, aprender idiomas extraños y bautizar conversos por millares.
Todos los que lo conocieron le describieron como una persona muy alegre y optimista, dispuesta a trasmitir a los demás la felicidad que le producía haber sido escogido por Dios para difundir su palabra.
Murió el 3 de diciembre de 1552, a los 46 años. Había recorrido más de 120.000 kilómetros, como tres veces la vuelta a la tierra, conquistando corazones para Dios.
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